CREATIVIDAD Y ECOLOGíA

Uno de mis primeros días de trabajo he asistido a unos talleres organizados por el gobierno polaco en medio de Alexander Platz, la plaza más emblemática de Berlín. A Linda, la chica que está al frente de los talleres donde estoy “alojada” con la beca, le habían proporcionado un espacio en estos talleres al aire libre, aunque dispuestos bajo grandes sombrillas que nos protegían de la usual lluvia intermitente que viene pasando por agua el verano en esta ciudad. En ellos podías encontrar varias actividades diferentes, serigrafía, textil, construcciones de muebles con palés de madera… serigrafía y encuadernación con el papel de las bolsitas de té… (!!!)

La idea con este evento es que la gente se acercara y animara a experimentar con estas técnicas y hacer algo por si mismo, para darse cuenta de lo difícil que es hacer las cosas que compramos, para apreciar los objetos. La idea me parece fantástica, y además puedes comprobar cómo mucha gente se anima sin ningún prejuicio. Yo estuve casi toda la tarde con una abuela y su nieto, de unos 12 años, que se hizo una bolsa y se decoró una camiseta, y con una chica y su padre, que también estuvo cosiendo un buen rato.

El domingo siguiente puse un pequeño stand en un mercadillo que hay en un parque, también muy emblemático, Mauerpark .Un stand pequeño, sobre todo porque estábamos a la sobra de las nubes…Lo cierto es que desde que llegué ha llovido todos los días menos dos o tres.

A mi lado, una chica alemana, Claudine, una diseñadora muy simpática que comienza ahora una marca de camisetas serigrafiadas con sus ilustraciones, Roggastail, y cuya principal característica es el carácter ecológico de sus materiales. Camisetas de algodón y viscosa de fibra de bambú, y tintas al agua ( y esperando se encuentra un proveedor de tintas ecológicas 100%).

Es importante apoyar estas iniciativas. Si aumentara la existencia de estas, podrían abaratar sus precios. Un artículo eco dejaría de ser un artículo de lujo, y lo más importante de esto, estaremos siendo más amables con el lugar que habitamos. Pero difícil nos pone el mecanismo mercantil actual que sobrevivamos queriendo no seguir haciéndole daño al medio ambiente. Comprar los materiales ecológicos te encarece mucho los costes base de tus creaciones…por eso los productos eco y de comercio justo son más caros, y en la situación económica actual es comprensible que la gente prefiera gastarse el dinero en otras cosas.

La historia es crear, al menos, la conciencia de la curiosidad por saber cómo están fabricados los productos que compramos. Intentar que las personas empecemos a comprarnos una camiseta ecológica y de buena calidad, o un producto realizado por una marca pequeña, en lugar de cuatro productos de macromarcas, que para más inri, se van a desgastar en un par de lavados. La calidad en estos tiempos no importa tanto como el estilo, pero estaría bien devolver a nuestras vidas el sentido “fetichista” del amor a los objetos y su conservación, el cual se me hace muy presente estando aquí en Berlín, rodeada de tan buenos artículos originales de los años 60, 70 y 80, que aun se conservan en buen estado. Lo cierto es que este concepto de longevidad no está de acuerdo con el afán de ir a la moda para el que nos alimentan los medios de comunicación.

Estaría bien que fuéramos conscientes que esto no es más que una estrategia para llevarnos a cambiar cada temporada de armario, y enriquecer a las grandes empresas distribuidoras de moda. Este es uno de los factores que forma parte de la red de procesos que pretendían llevar al humano al progreso y que nos han traído a este punto de explosión…